Vivo.
Vivo en
esta vida- loca de atar- a contradicciones, a golpes, a suspiros y a deseos.
Deseo, y veo, a través de estos ojos que se me concedieron y tengo la
virtud de saber utilizar, la realidad. La realidad que todos ven, con
diferentes percepciones. Percepción visible de la realidad que comienza en los
ojos, inmediatamente llega al cerebro y transmite mensajes a todo el cuerpo, de
esta manera, el organismo entero se entera de las noticias. Las noticias, que
son compartidas lo mismo por la rodilla que el dedo gordo del pie. El pie
y la rodilla, ambos enterados si no te quedan los zapatos, si un presidente fue
electo o si estalló una bomba nuclear. Nucleares son tus emociones cuando te
alteras, cuando te atrapas en el frenesí del momento. Todo momento se percibe a
través de la alma encerrada en tu cuerpo. Tu cuerpo, que al ser tan
inteligente, muestra reacciones debidamente acomodadas según la ocasión; puede
correr mas rápido en situaciones de miedo, puede golpear mas fuerte en
situaciones de enfado y puede resistir más en situaciones de esperanza.
Esperanza muestra tu boca, que anteriormente recibió la noticia de la
catástrofe mundial y ahora dialoga con otros seres humanos sobre lo ocurrido,
que si mataron a Pedro que era tan buen muchacho, que si la bolsa subió de
acciones que estaba tan estable, que si Valeria cortó con su novio que llevaba
tanto con él. Él, la otra persona, tu prójimo, te sigue el juego; ambos crean
un ambiente cotidiano, en el que comparten experiencias vividas durante el día,
experiencias simples. Simple trabajo, simple escuela, simple noviazgo, simple
familia, simple vida. Vida que se ha resumido a un manjar de cotidianidades,
arraigado desde la costumbre de nuestros padres, donde curiosamente el
anhelo dentro del espejismo de esta vida es escaparse de la misma, el anhelo de
cambiar, el anhelo de hacer algo diferente. Diferente, llámese diferente:
vacaciones, viajar, sueños, felicidad, éxito, deseos. Deseos comunes: salud,
dinero y amor. Amor, lo único que nos aleja de la rutina involuntariamente y
hace de la vida maravillosa, lo que realmente es, lejos de lo que realmente
vemos. Vemos y deseamos a través de estos ojos que se nos concedieron, lo que
tanto comentamos y a lo que tanta importancia le damos, lejos de lo que
deseamos, lejos de lo que queremos, lejos de lo que imaginamos. Imaginación:
ahí donde cambia la cosa. La cosa es que, con el paso de los años hemos creado
lo que imaginamos llegando a un sin fin de espectaculares: celulares,
computadoras, aeronaves, aviones. Aviones para viajar, viajar para soñar, con
estos sueños hechos realidad, quien quiere imaginar. Imaginar cosas mejores,
cosas peores, imaginar cosas interesantes, frustrantes, anhelantes e
incongruentes. Incongruentes sí, pero que le den la vuelta a la mente y nos lleve
al máximo ejercicio mental. Mental es tu situación: la tristeza, el desánimo,
la pobreza de espíritu, la falta de catarsis. Catarsis que hace tu cuerpo
cuando experimenta el amor, cuando sueña, cuando imagina y crea mejores mundos,
mejores cosmos. Cosmos somos todos, desde las habichuelas que te vas a comer,
hasta el Bonsái que está plantando el señor Miyagi. Miyagi existe, porque lo
acabas de pensar, y cada cosa tiene su origen en la idea. Idea: nacimiento.
Nacimiento de la vida, nacimiento del conocimiento, nacimiento del ser, empero,
nacimiento de la codicia, nacimiento de la ira, nacimiento del poder. Poder,
que muchos desean, y existe porque en él se cree. Creencia, el poder de
voluntad más fuerte del humano, que lleva a desastres y lleva a milagros. Milagros
experimento a diario, cuando sumerjo mis ideas en imaginación e imagino ideas,
creo paradojas, vivo, existo, pienso, siento, soy, maravillas existen dentro
mío a tal grado que llego a cuestionar si la vida de uno es la que está aquí
afuera en la presunta realidad que todos compartimos o la que está aquí,
adentro de mi alma.