lunes, 10 de septiembre de 2012

De la realidad a la imaginación


Vivo.
Vivo en esta vida- loca de atar- a contradicciones, a golpes, a suspiros y a deseos. Deseo, y  veo, a través de estos ojos que se me concedieron y tengo la virtud de saber utilizar, la realidad. La realidad que todos ven, con diferentes percepciones. Percepción visible de la realidad que comienza en los ojos, inmediatamente llega al cerebro y transmite mensajes a todo el cuerpo, de esta manera, el organismo entero se entera de las noticias. Las noticias, que son compartidas lo mismo por  la rodilla que el dedo gordo del pie. El pie y la rodilla, ambos enterados si no te quedan los zapatos, si un presidente fue electo o si estalló una bomba nuclear. Nucleares son tus emociones cuando te alteras, cuando te atrapas en el frenesí del momento. Todo momento se percibe a través de la alma encerrada en tu cuerpo. Tu cuerpo, que al ser tan inteligente, muestra reacciones debidamente acomodadas según la ocasión; puede correr mas rápido en situaciones de miedo, puede golpear mas fuerte en situaciones de enfado y puede resistir más en situaciones de esperanza. Esperanza muestra tu boca, que anteriormente recibió la noticia de la catástrofe mundial y ahora dialoga con otros seres humanos sobre lo ocurrido, que si mataron a Pedro que era tan buen muchacho, que si la bolsa subió de acciones que estaba tan estable, que si Valeria cortó con su novio que llevaba tanto con él. Él, la otra persona, tu prójimo, te sigue el juego; ambos crean un ambiente cotidiano, en el que comparten experiencias vividas durante el día, experiencias simples. Simple trabajo, simple escuela, simple noviazgo, simple familia, simple vida. Vida que se ha resumido a un manjar de cotidianidades, arraigado desde la costumbre de nuestros padres, donde curiosamente el anhelo dentro del espejismo de esta vida es escaparse de la misma, el anhelo de cambiar, el anhelo de hacer algo diferente. Diferente, llámese diferente: vacaciones, viajar, sueños, felicidad, éxito, deseos. Deseos comunes: salud, dinero y amor. Amor, lo único que nos aleja de la rutina involuntariamente y hace de la vida maravillosa, lo que realmente es, lejos de lo que realmente vemos. Vemos y deseamos a través de estos ojos que se nos concedieron, lo que tanto comentamos y a lo que tanta importancia le damos, lejos de lo que deseamos, lejos de lo que queremos, lejos de lo que imaginamos. Imaginación: ahí donde cambia la cosa. La cosa es que, con el paso de los años hemos creado lo que imaginamos llegando a un sin fin de espectaculares: celulares, computadoras, aeronaves, aviones. Aviones para viajar, viajar para soñar, con estos sueños hechos realidad, quien quiere imaginar. Imaginar cosas mejores, cosas peores, imaginar cosas interesantes, frustrantes, anhelantes e incongruentes. Incongruentes sí, pero que le den la vuelta a la mente y nos lleve al máximo ejercicio mental. Mental es tu situación: la tristeza, el desánimo, la pobreza de espíritu, la falta de catarsis. Catarsis que hace tu cuerpo cuando experimenta el amor, cuando sueña, cuando imagina y crea mejores mundos, mejores cosmos. Cosmos somos todos, desde las habichuelas que te vas a comer, hasta el Bonsái que está plantando el señor Miyagi. Miyagi existe, porque lo acabas de pensar, y cada cosa tiene su origen en la idea. Idea: nacimiento. Nacimiento de la vida, nacimiento del conocimiento, nacimiento del ser, empero, nacimiento de la codicia, nacimiento de la ira, nacimiento del poder. Poder, que muchos desean, y existe porque en él se cree. Creencia, el poder de voluntad más fuerte del humano, que lleva a desastres y lleva a milagros. Milagros experimento a diario, cuando sumerjo mis ideas en imaginación e imagino ideas, creo paradojas, vivo, existo, pienso, siento, soy, maravillas existen dentro mío a tal grado que llego a cuestionar si la vida de uno es la que está aquí afuera en la presunta realidad que todos compartimos o la que está aquí, adentro de mi alma.
 

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